En los últimos años, Ruanda ha sido gobernada por tutsis, Kagame asumió la presidencia de forma interina hasta 2003, cuando fue elegido por amplia mayoría en elecciones muy cuestionadas. Tendría que haber dejado el cargo en 2015, ya que no estaba autorizado a una tercera reelección, pero el 18 de diciembre consiguió el apoyo del 98% de los votantes para hacer una reforma que le permitirá seguir gobernando hasta 2024. Como en muchos países de la región, la democracia en Ruanda es una ficción, lo que ha hecho que los hutsus sean determinados como inferiores a los tutsis, lo que hizo que ellos se aprovecharan de eso para obtener muchos beneficios como lo son cargos gubernamentales es decir empleos mucho mejor pagados con posibilidades de estudios y crecer profesionalmente en comparación de los hutsus. En 2010 la ONU hablaba de crímenes de lesa humanidad en la república Democrática del Congo durante los años 1993 y 2003. Todos fueron ataques a hutsus refugiados por parte del ejercito Ruandés, fueron tantos que podría considerarse como otro genocidio.
Los más afectados por este conflicto racial y xenofóbico fueron los niños, ya que muchos vieron como asesinaron a sus padres y hermanos, quedando huérfanos y traumados psicológicamente, solos sin saber qué hacer, pasando hambre y sed. Durante este conflicto se les fueron vulnerados todos sus derechos, el de la vida, el de la salud, el de tener una familia, el derecho a ser protegido. Los que estaban un poco más grandes entendían que era malo hacer parte de su comunidad, que debido a esto los estaban matando, que no tenían los mismos derechos que los hutsus así que se les vulneraba el derecho al desarrollo de su personalidad también.
Pero
luchando con que estos derechos no siguieran siendo vulnerados después del
genocidio, en 1999 crearon la carta
africana sobre los derechos y bienestar del niño que contiene disposiciones
como lo son: “ “niños viviendo bajo el apartheid, prácticas tradicionales
perjudiciales para las niñas como la mutilación genital femenina (MGF),
conflictos internos y desplazamientos, la definición del niño, los derechos de
los niños con madres encarceladas, paupérrimas condiciones de vida, la noción
Africana de las responsabilidades y obligaciones de la comunidad, mecanismos
débiles de aplicación y supervisión, el rol de la familia en la adopción y
acogida de menores y las obligaciones y responsabilidades del niño en relación
a su familia y comunidad”.
Más
allá de los avances, Ruanda sigue
siendo un país extremadamente pobre, con enormes dificultades. Tiene un
PIB per cápita de apenas 847 dólares y un Índice de Desarrollo Humano bajo, de
0,524, que lo deja en el puesto 158 a nivel mundial. Y si bien el genocidio
quedó en el pasado, los conflictos étnicos continúan latentes, y cualquier
crisis económica o política podría servir como disparador para un nuevo
estallido de violencia.
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